Después de disfrutar de la ilusión de saber que vas a casarte, guardar el secreto unos días que se hacen eternos y compartirlo con la gente que quieres, llega el momento de empezar a tomar decisiones, algunas son muy fáciles, pero con otras no sabes ni por dónde empezar, el restaurante era una de ellas. Queríamos algo especial pero que no estuviera muy lejos del lugar de la celebración que iba a ser en Tarazona.
Con apenas unos días de diferencia, mi chico y el de una de mis amigas, cosas del destino, decidieron hacernos la gran pregunta con apenas una semana de diferencia, así que pudimos compartir esas dudas que nos iban surgiendo con ellos y una tarde de sábado hablando del restaurante para la celebración del banquete, alguien mencionó Zona Chic, en Castejón y sin pensarlo dos veces, cogimos el coche y nos presentamos allí.
Nada más llegar nos encantaron los jardines, con una cuidada decoración, lámparas de cristales colgando de los árboles, sillones, un escenario para música en directo… Estaban a punto de dar un servicio y como es normal, no podían atendernos, pero nos animaron a que volviéramos el domingo por la mañana y así lo hicimos.
A lo largo de esa mañana nos enseñaron sus instalaciones, sorprendidos aún por esta extraña pareja de cuatro que buscaba restaurante para su boda y con cada puerta que cruzábamos, íbamos solucionando una esas decisiones que parecía que tanto nos iban a costar tomar.
Los salones, el piano de cola, la preparación de las mesas y las sillas y la discoteca para celebrar el baile acabaron por convencernos. Ambas parejas, habíamos encontrado el restaurante para la celebración de nuestra boda. Y así fue.
Ellos se casaron en agosto, con un día radiante en el que pudimos disfrutar de los maravillosos jardines para el aperitivo y la cena, nosotros en septiembre, y aunque, como ya os he contado, el día no acompañaba mucho, lo organizaron todo perfectamente para que pudiéramos celebrarlo en el interior.
Estamos hablando de un restaurante así que la comida también era muy importante, durante el cóctel los invitados pudieron disfrutar de un montón de aperitivos, mientras nosotros nos hacíamos fotos.
Durante la comida, nos gustó mucho la idea de dejar elegir a los invitados entre dos tipos de carne y pescado o entre un vino blanco dulce riquísimo y otro más seco. Supongo que los nervios y la emoción no me dejaron disfrutar de la comida, pero creo que a nuestros invitados les gustó mucho.
Y no puedo olvidarme de la cena, con sándwiches, perritos calientes, mini hamburguesas preparadas en el momento, algo que era imprescindible para mi chico y que tras unas cuantas copas, a todo el mundo le vino bien.
El día fue genial, da mucha tranquilidad poder confiar en las personas que trabajan para ayudar a que todo salga perfecto en el gran día y saber que no tienes que preocuparte por nada que no sea disfrutar del momento.
En nuestro caso no fue necesario, pero también disponen de un rincón encantador para celebrar ceremonias civiles.
Hace muy poco hicieron un divertido reportaje con todas las parejas que se habían casado en el último año allí y se vistieron todos, otra vez, con sus trajes de novios. Qué envidia me dan…
Al final, la elección del restaurante fue fácil y tanto nosotros, como nuestros familiares y amigos disfrutamos de un maravilloso día y los grandes profesionales de Zona Chic contribuyeron con su buen hacer a que todo fuera perfecto.
Una especial y curiosa manera de elegir el restaurante!
Fue genial poder compartir esa experiencia con unos buenos amigos. Muy recomendable 🙂